Ocupados los papeles periódicos de ayer por otras necrológicas, la de François Maspero se vio relegada a los digitales. Reprodujeron el teletipo de EFE, escueto incluso al referirse a la relación del editor con España. La nota olvidaba siquiera mencionar, como lo hizo Le Monde, su amistad con José Martínez Guerricabeitia, director de Éditions Ruedo ibérico. Aquella quijotesca empresa fue posible gracias al empeño personal de Martínez y a las voluntades que logró movilizar, entre ellas, la de Maspero. Él fue el distribuidor de los libros de la editorial en Francia. En su librería del 40 de la rue Saint-Séverin, en La Joie de Lire, tenía a la venta el fondo entero de Ruedo ibérico. El mismo local acogió algunos de los actos organizados por la editorial exiliada, como la presentación, en junio de 1965, de la obra Campo francés, de Max Aub. François Maspero cedió a Martínez el derecho de edición en español de libros como Le pillage du Tiers Monde, de Pierre Jalée. Muchos de los apuros económicos que José Martínez y Ruedo ibérico enfrentaron a lo largo de los años fueron salvados gracias a la ayuda del editor francés, quien facilitó, en enero de 1969, unas nuevas oficinas para el sello y unos almacenes en Colombes para su stock de libros, después de que la editorial fuese desahuciada de su sede en la rue Aubriot. Además, Maspero se prestó a figurar como «directeur gérant» de Cuadernos de Ruedo ibérico, para cumplir la legislación que impedía a un extranjero asumir tal cargo. Cuando Luciano Rincón, uno de los colaboradores de Ruedo ibérico, fue detenido en 1971 por las autoridades franquistas acusado de propaganda ilegal y actividades de carácter subversivo y procesado por un delito de injurias al jefe del Estado general Francisco Franco, Maspero se comprometió activamente en la defensa del escritor. Uno de los últimos trabajos de José Martínez fue la traducción al español de la novela Le sourire du chat: «Las quasi-memorias de François Maspero, que fue mi colega, mi amigo y mi vecino en París. Era un editor de izquierda que se arruinó como yo. Pero él verdaderamente arruinado porque era rico. Hago esta traducción para un editor español que ha halagado mi vanidad diciéndome que Maspero y yo somos sus maestros: seguro que se arruina». La sonrisa del gato fue publicado en enero de 1987 por Anagrama, Jorge Herralde no se arruinó y en el año 2000 pudo editar José Martínez: la epopeya de Ruedo ibérico, de Albert Forment, magnífica monografía de donde están tomados los datos traídos aquí y que atestiguan la estrecha relación entre dos editores que lucharon por ampliar nuestro horizonte utópico.
1 comentarios:
Más sobre la relación de Maspero con España, en sus propias palabras:
"[En 1959] había decidido editar libros y el primero fue 'La guerra civil española' de Pietro Nenni. Leída hoy, esa obra, mitad histórica, mitad libro de memorias, parece muy somera. En 1959 era distinto. De hecho, era el primer libro sobre la guerra civil española que aparecía en Francia después de más de veinte años. La Segunda Guerra Mundial había ocultado ese conflicto que, sin embargo, le había servido de prólogo. Puede que aquel denso olvido estuviese marcado por una mala conciencia, incluso por la culpa: la política de no intervención; la negativa a ayudar a la República; la resignación ante el apoyo de Hitler y Mussolini a la rebelión fascista, y también la actitud criminal de Francia ante el desamparo de los exiliados, los campos de concentración como el de ARgèles, Gurs, Le Vernet y otros... Tantos recuerdos que más valía no despertar. Callábamos sobre el papel determinante de los exiliados españoles en la Resistencia francesa. Nadie sabía o quería reconocer que el primer carro de combate de la división Leclerc que entró en París para liberarlo estaba dirigido por un grupo de republicanos españoles...".
François Maspero: 'Gerda Taro, la sombra de una fotógrafa', La Fábrica, 2010, p.109.
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