“Abunda la gente, y entre aquella que
solemos llamar ‘culta’, que rehúye el contacto con los libros recientes.
Cualquier autor, cualquier obra, que no vengan avalados al menos por una pátina
de lustros, son rechazados con aspavientos virtuosos. Y si admiten alguna
excepción en esta costumbre, ya se sabe que es a favor de lo inicuo, de la
filigrana, de lo histórico: de aquello que, en suma, y en sí, ya es inactual.
¿Quién no ha conocido infinitos ejemplares de esa clase de señor, infalible en toda
tertulia, que, desdeñoso, ‘se refugia en
los clásicos’? En otro plano, aunque con las mismas consecuencias, los hay que
no leen el periódico: les marea el trasiego de la actualidad, que exige
reflexión solidaria; se distraen en cambio, y están en toda su gloria, con un
relato referente a Wamba o a las suegras de Napoleón”.
Joan Fuster
Nuevos ensayos civiles
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