“Para la gente de mi edad es inadmisible una mañana sin
un café con leche y el diario abierto sobre la mesa del bar. La desaparición
del tabaco ha enturbiado esa escena, tan noble y mítica como en escultura el
niño que se quita una espina del pie, pero conserva parte de su fuerza. Los de
mi quinta no sabríamos qué hacer sin ese momento religioso de las mañanas, lo
que explica que los suicidios, hasta ahora vespertinos, comienzan a producirse
antes de mediodía”.
Félix de Azúa
Autobiografía de papel
(Mondadori, Barcelona, 2013, p. 167)
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