Dime, Luis, ¿aquí se adjetiva?



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«Como las letras de fundición en los cajetines de la imprenta, las frases hechas están ordenadas sobre la mesa de la redacción.
Un periodista es un cajista de frases.
La cuestión está en no equivocar los cajetines.
Todos los generales son bizarros; todos los banqueros, opulentos; todos los autores, aplaudidos; los diestros, son arrojados; el público, numeroso y escogido; el lunch, espléndido; el jefe, ilustre, y si es viejo, respetable; los prelados, sabios y virtuosos; en fin, los timadores, conocidos.
¿Hay nada más fácil?
Pero es el caso que el periodismo no es esto. De aquí las decepciones de muchos que se ahogan el primer día de noviciado».

Enrique Segovia Rocaberti
«¡Ser periodista!»
El País, 25-6-1887



«No olvidaré jamás una famosa pregunta de Mariano Guillén, la noche en que inauguró sus tareas como noticiero político de El Liberal.
Venía de ser redactor de La Correspondencia  y no conocía, por consiguiente, las costumbres de nuestra casa, ni la fisonomía del periódico. Sentose, pues, a mi lado en la mesa grande, y sacando del bolsillo un fajo de papeles en los que había varias notas referentes a otras tantas noticias, me preguntó en voz baja:
–Dime, Luis, ¿aquí se adjetiva?
–Según el adjetivo que sea –le contesté yo.
–¿Puedo llamar ‘autor distinguido’ a Pina Domínguez?
–De ningún modo; llámale ‘fecundo’ y va bien despachado».

Luis Taboada
«Intimidades de un autor festivo.
Empleado en seguros y redactor de El Liberal»
Alrededor del mundo, 17-11-1899

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