Cuentan las crónicas que los demócratas en EEUU se han convertido en cafeteros confesos. Y es que, como contestación al Tea Party republicano, han creado el Coffee Party. Así que, en este momento, la vida política estadounidense puede simplificarse en una pregunta: Coffee or tea? La metáfora disyuntiva es exactamente la misma que planteaban dos revistas taurinas españolas de principios del siglo XX: The kon leche. Krónika taurómaka y Kafé kon media. Semanario satírico cornudo. Eran los tiempos en los que la afición se dividía entre Joselito y Belmonte, del mismo modo que unos años antes Frascuelo y Lagartijo habían suscitado pasiones irreconciliables. Y el estruendoso eco de las disputas entre los partidarios de uno y otro torero resonaba en las páginas de aquellas publicaciones que participaban en la controversia y la excitaban. Joselito o Belmonte, The kon leche o Kafé kon media. Ni que decir tiene que los taurómacos discrepaban dentro del establishment que no cuestionaba la lidia.
Me distraigo. Lo que quería decir es que estas metáforas a cuenta de las infusiones vienen a embarullar aspectos mondos de la vida cotidiana. Porque ahora ya no se sabrá qué le están preguntando realmente a uno cuando le den a elegir entre un café o un té. Yo siempre pido café bien cargado, no el aguachirle del café americano, y los días de fiesta, un carajillo. Pero no sé si esto, en las actuales circunstancias, equivale a significarme.
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