El historiador Salvador E. Morales Pérez, profesor
de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, en Morelia, falleció el
pasado mes de noviembre. He recibido hoy la noticia y el día ha
quedado teñido por el luto. Entre las obras de Salvador Morales, no puedo dejar
de destacar la biografía que escribió sobre José Almoina Mateos. Almoina, un exiliado gallego contra la dictadura trujillista (Santo Domingo, Archivo General de la Nación, 2009)
exhumaba documentos de archivo inéditos sobre el exiliado lucense, algunos tan
importantes y reveladores como el informe confidencial sobre la política del
dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo que remitió a las cancillerías de
varios países americanos en septiembre de 1947. Aquel texto, localizado en el
Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela, confirmaba que Almoina había
iniciado una campaña para denunciar las tropelías del trujillismo dos años antes
de la publicación de Una satrapía en el
Caribe. Historia puntual de la mala vida del déspota Rafael Leónidas Trujillo,
en realidad, desde el mismo momento en que pudo salir de Santo Domingo.
Salvador Morales no había dado por concluidas sus
investigaciones sobre Almoina y, solo unas pocas semanas antes de su muerte, en
nuestro último contacto, me comunicaba que estaba trabajando en un artículo sobre
las noticias que el exiliado había obtenido y difundido sobre la complicidad
corrupta de los medios informativos con la dictadura de Trujillo.
Cuando emprendí mi investigación sobre José Almoina,
Salvador Morales Pérez dio muestra de una extraordinaria generosidad al
facilitarme la consulta de artículos y
textos publicados por el lucense en Santo Domingo y México. No estimo
menos las conversaciones que sostuvimos sobre Almoina en nuestros encuentros
madrileños y la cálida expresión que dio a su confianza en mi trabajo, tan
importante en los momentos de desaliento.
Su muerte me priva de la lectura de los trabajos que
tenía en curso y de la posibilidad de discutir con él las ideas que ensayo en
mi libro sobre Almoina, pero no podrá borrar la memoria de sus investigaciones,
de su generosidad y de su contagiosa vitalidad.
0 comentarios:
Publicar un comentario