“La vanguardia de la sátira es local. La eficacia del autor satírico depende de la precisión, de la densidad circunstancial que tenga el blanco elegido. Como el caricaturista, trabaja cerca de su objeto y aspira a que éste sea reconocido de forma inmediata y sobresaltada. En cierto sentido la sátira aspira no solamente a la destrucción sino también a la autodestrucción”.
Y me descubro dando vueltas en torno al punto de partida.
2 comentarios:
Si satirizáramos más, la vida nos resultaría mucho más llevadera.
Pero es difícil hacer ver a la gente que con una sonrisa se consigue mucho más que con el disgusto.
Seguiremos intentándolo.
A los soñadores no nos pueden arrebatar la ilusión.
Nos leemos,
Elliot.
Reírse, sobre todo de uno mismo.
Nos vemos pronto, ¿verdad?.
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