Aquí me gustaría colocar un cartellino como los que Carpaccio utilizaba para firmar sus lienzos. En aquellos papelitos desplegados, pero que conservaban las marcas en relieve de antiguas dobleces, él anotaba, junto a la fecha de ejecución de la obra, las leyendas: “CARPATHIUS”, “VICTORIS CARPATIO VENETI OPUS”, “VICTOR CARPATHIUS VENETUS PINXIT” o alguna otra variante. En ciertas ocasiones, se permitió la osadía de escribir: “VICTOR CARPATHIUS FINGEBAT” y “VICTOR CARPATHIUS FINXIT”. Pues bien, que mi cartellino diga
RIVUS FINXIT
MMIX
MMIX
4 comentarios:
Me han encantado todos tus cartafolios venecianos. Puedes recordar el 2009 como el año en que hiciste real la Venecia imaginada.
Un beso.
E dolce Natale, bimba.
Deseemos que el 2010 sea el año de nuevas ilusiones y nuevas ciudades!!!!
Llego aquí desde Arcadi, que imagino le traerá más de un visitante, y me encuentro con algo que, a primera vista, se parece mucho al libro que no acabo de arrancar a escribir sobre Venecia. Viajero sentimental, qué remedio, ya que a erudito inglés no alcanzo.
Mientras me lo leo con más detenimiento (y tal vez perdiando las ganas de escribir lo mío), le enlazo por si tiene a bien echarle un ojo mis cosas de viajes, en nombre de esa cierta afinidad que me ha parecido entrever en el tono y la mirada:
http://flaneurinvisible.blogspot.com.es/
Ignacio, agradezco muy especialmente la lectura del CARTAFOLIO VENECIANO, un texto que me es muy querido sobre una ciudad amada. Nada me disgustaría más que saber que el Cartafolio desalienta a alguien a escribir sobre Venecia. En otro momento escribí y lo suscribo de nuevo:
Henry James admitió que había cierta insolencia en la pretensión de añadir algo nuevo a un tema, Venecia, al que resultaba evidente –ya cuando él escribía– que nada podía añadirse. Su coartada es a la que yo misma me aferro mientras persevero en la insolencia: “Considero que el amor al tema es suficiente justificación para escribir”.
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