Nochevieja cipotuda en "El Globo"




«Recuerdo un episodio que produjo una controversia en la redacción del periódico El Globo. Formábamos parte de esa redacción a principios de siglo, en 1902, Azorín, Répide, López Pinillos, Oteyza, Jardiel, Pizarroso y algunos otros. Una noche de primero de año, el propietario y director del periódico, por entonces Emilio Riu, nos dijo:
–Hoy no se trabaja. Ya está concluido y tirado El Globo; tienen ustedes la noche libre; pueden ustedes irse de juerga.
Unos a otros nos preguntábamos.
 –¿Usted qué va a hacer?
–Yo me voy a la cama.
–Yo también me voy a la cama.
Todos, con unanimidad, íbamos a acostarnos.
Entonces saltó un redactor ya viejo, el señor Serrano de la Pedrosa, y dijo que era un absurdo, una prueba de debilidad lo que decíamos. En su tiempo, según él, cuando un periodista joven tenía una noche libre, iba al teatro, al baile o a cenar con una mujer guapa y elegante del brazo.
–Eso es literatura –dije yo.
–Eso es verdad –contestó él.
–¿Y ganaban ustedes como nosotros? –le preguntó algún cándido.
–Menos; diez o doce duros al mes.
–¿Y con diez o doce duros al mes vivían y sostenían una mujer?
–Las mujeres no nos costaban nada, y nos daban dinero.
–¡Bah! Eso es pura leyenda –repliqué yo–. Quizá eso pase ahora también con los chulos.
El hombre se indignó, porque afirmó que yo le insultaba, y la realidad es que le molestaba, al defender su teoría, el notar claramente, cuanto más quería explicarse, que el joven con diez o doce duros al mes para vivir y una mujer guapa y elegante al brazo a quien va a llevar a un restaurante y después a un baile es una fantasía literaria, un poco cursi, a lo Pérez Escrich, pero no una realidad en el mundo de los fenómenos.
Casi todo el donjuanismo español es así. Pura imaginación».

Pío Baroja
Desde la última vuelta del camino
Memorias. Final del siglo XIX y principios del XX
(Caro Raggio, Madrid, 1982, pp. 11-12)

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