“Nuestros mejores periódicos cuentan
con grandes colaboradores, pero con pequeños corresponsales. A menudo un
rotativo deja gustoso que uno de sus articulistas se remonte y llegue hasta las
primeras causas metafísicas o las más lejanas consecuencias teóricas. Lo que no
hace nunca es darle 20.000 pesetas a un enviado especial para que vaya a China
y desde allí cablegrafíe qué demonios ocurre”.
Agustí Calvet, Gaziel
La
Vanguardia, 18 de
febrero de 1927
“Repasad la inmensa mayoría de los
periódicos españoles. La importancia de sus informaciones está en razón inversa
de su universalidad. Cuanto más local es una noticia, un suceso cualquiera,
tanto más atención se le presta; y la minuciosidad del relato, el detallismo,
la abundancia informativa, la seguridad de las fuentes, van disminuyendo a
medida que aumenta la trascendencia humana e internacional del hecho. Lo más
cuidado de los periódicos españoles es la gaceta local: riñas vulgares,
conflictos de callejuela, mordiscos de perros, hazañas de toreros, éxitos de
cupletistas, veladas necrológicas y accidentes de arroyo. Luego vienen los
chismes municipales y regionales: escandalosas secciones de Ayuntamientos y
Diputaciones, relatadas en tres y cuatro columnas, con todos los discursos,
incidentes, interrupciones, broncas, aplausos y campanillazos a que dieron
lugar. Después, los chismes políticos nacionales: se dice…, se murmura…, una personalidad ha asegurado…, maniobras
rastreras, chistes de ministros, conversaciones de antecámaras y pasillos,
predicciones de crisis, etc., etc. Y, por fin, una sección de noticias del
extranjero, completamente alquiladas […]
Este asilamiento tan propicio a la
mixtificación, es la mayor vergüenza del periodismo español y una de las más
lamentables pruebas de la decadencia patria”.
Agustí Calvet, Gaziel
La
Vanguardia, 25 de
octubre de 1922
Fotografía de Carl Mydans: La corresponsal Marguerite Higgins en Corea (octubre de 1950).
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