“[…] eso que podríamos llamar la prueba del libro, es la piedra de
toque esencial para todo periodista. Cuando los ensayos escritos al correr de
la pluma, para ser leídos y olvidados en plena calle y en un mismo día, lograr
resistir más tarde la sosegada lectura de gabinete, al examen minucioso, la
confrontación crítica y el peso abrumador del tiempo, es porque contenían algo
más que la simple amenidad de lo cotidiano; y, al volatilizarse la apariencia
caduca de su ligereza, se pone de manifiesto el elemento fundamental y
permanente del espíritu, de la personalidad inconfundible que sigue animándoles
más allá de los límites transitorios de la actualidad.
En España son pocos, poquísimos, los
escritores periodistas capaces de soportar esta prueba. Y los que no sólo la
resisten sino que además la superan, saliendo aumentados y engrandecidos de
ella, esos son tan raros que podríamos contarlos con una sola mano, y aun es
probable que nos sobrarían dedos”.
Agustí Calvet, Gaziel
La
Vanguardia, 9 de
julio de 1918
“El tema de la supuesta rivalidad
entre el libro y el periódico puede ser visto desde otro punto de mira que
conviene no pase inadvertido. Se suele hablar del libro con un respeto, con una
estimación que frecuentemente se niega al periódico. Y sin embargo, la cultura
la hacen en España los periódicos con mayor efectividad que los libros.
Recientemente ha escrito un cronista estas palabras irrebatibles: ‘El libro,
considerado como un vale para la eternidad, ha sido, es aún, será eternamente,
como la tontería, una de las creencias más falsas hasta de los escritores más
escépticos’.
Hay libros buenos y los hay también malos.
Seguramente estos últimos abundan más que los primeros. Puede asegurarse que
los que se publican en nuestro país no son los mejores. Los editores españoles hablarán
despectivamente del periódico, pero casi todos los literatos eminentes de
España son periodistas. El ensayo es el género literario de moda, y un regular
tanto por ciento de los libros serios que se publican son compilaciones de
artículos y ensayos ya publicados en diarios y revistas”.
José Escofet
La
Vanguardia, 26 de
marzo de 1927
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