“En
una de sus visitas a esta Salamanca encontré a mi buen amigo el pintor Sorolla
muy alzaprimado porque en el hotel en que paraba –y pasaba por el mejor– habían
servido al retrete con papel de periódico. ‘Esto es una vergüenza –gritaba más que
decía–; es propio de un país de…’. ‘De analfabetos’, le interrumpí por
calmarle. Y él: ‘No, ¡de cochinos!’. Estimaba sucio y anti-higiénico el uso ‘a
posteriori’ –o sea a trasera– de papel impreso con tinta de imprenta. Y he
conocido también uno de esos hombres […] que se horrorizaba de ese uso de la Prensa,
pues que su madre lo proscribía, ya que en la ‘buena Prensa’ –única que en su
casa entraba– venían casi a diario los santos nombres, amén de las cruces en
las esquelas de defunción. Y, sin ser ni como el uno ni como el otro, conozco
sujeto, muy aprensivo, que sostiene que el tal uso de la Prensa ‘a posteriori’
es muy perjudicial para los que, como él, padecen almorranas, pues las irrita,
dice. Y he pensado si es que no hay una especie de almorranas cerebrales –o acaso
intelectuales– a las que irrita la Prensa que entra por los ojos. El número de
los que sufren de esclerosis mental –que acaba en dementalidad–, con sus consiguientes
embolias ideales, es legión entre los que se dan a debates políticos y
religiosos".
Miguel
de Unamuno
Ahora, 20 de julio de 1934
Fotografía de Robert W. Kelley. Bobinas de papel (1955).
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