El periodista
Pablo Suero le pide a Indalecio
Prieto su pronóstico para las inminentes elecciones, las de febrero de
1936. Y el socialista, con una franqueza desusada por los políticos, responde:
“No quisiera desacreditarme como profeta. No sé. […] Yo no estoy en contacto
con la gente, sino que me relaciono con muy pocas personas, y esas, afectas a
mi ideología. Me falta la sensación que se percibe en la calle, ese algo
indefinible que le permite a uno orientarse y vaticinar”. Precisamente para
auscultar el sordo rumor de la calle había viajado a España el periodista Pablo
Suero, para auscultarlo y transcribirlo en las crónicas que envió al diario bonaerense Noticias gráficas.
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