Un conflicto exclusivamente laboral



El pulso que los periodistas echaron a la empresa no fue ninguna broma. La huelga de los trabajadores del New York Times se prolongó entre el 8 de diciembre de 1962 y el 31 de marzo de 1963. Fueron 114 días en los que el periódico no llegó a los quioscos. En alguno de aquellos 114 días, la dirección del periódico pensó que, más pronto o más tarde, llegaría el momento en que habría que explicar a sus lectores el origen del conflicto y las causas de su enconamiento. Entonces, se solicitó a A. H. Raskin, especialista en asuntos laborales de la plantilla, la redacción de un informe al respecto. Raskin cumplió el encargo y el resultado no fue, ni mucho menos, un texto amable con la ejecutiva del periódico. Cuando recibió el escrito, el director, Orvil Dryfoos, se fue a Central Park, se sentó en un banco cerca del lago y lo leyó. Luego, regresó a la redacción. Había tomado una decisión: “Con un gesto de resignación –escribió Gay Talese– dijo que se imprimiese. […] a su juicio, el Times no podía hacer otra cosa que publicar el informe. La reputación de Raskin en cuanto a su buen criterio estaba fuera de duda; por eso, las cuartillas siguieron  curso hasta el cuarto piso, donde serían picadas. […] Pronto todo el país lo comentaba como un claro ejemplo de periodismo independiente, según dijo A. J. Liebling en el New Yorker. El presidente Kennedy, comentando días después este asunto con alguien del Times en Washington, le dijo que si él hubiese sido Dryfoos probablemente no habría autorizado la publicación del artículo”. Gay Talese relató con admirativa estimación este episodio en su libro sobre el New York Times, una obra, por otra parte, en absoluto complaciente con el periódico como dejó a las claras desde el mismo título: El reino y el poder.

Nadie puede exigir que nos inclinemos reverencialmente ante el reino y el poder, más cuando el reino tiene su sede en el centro mismo de Manhattan y su poder se irradia a todo el mundo. Pero hay momentos que merecen que suspendamos el escepticismo anarquizante: así, cuando un periódico decide informar de “un conflicto exclusivamente laboral” a través del reporte de uno de sus acreditados trabajadores y no en un editorial; así, cuando el texto de su periodista es publicado en lugar de atribuirlo a “la demagogia populista” o a “tendencias libertarias”. El momento en que un periódico comprende que, siquiera por un instante, ha de renunciar al reino y al poder, posee cierta grandeza, además de la dignidad de no olvidar que “los periódicos simbolizan cosas”. Hoy un periódico ha condensado en un instante una miserable e innoble historia: la de un caudal simbólico dilapidado desde hace años, lenta y concienzudamente. 

Fotografía de Robert W. Kelley (1962).
 

4 comentarios:

Manu dijo...

Si no hubo periódico ninguno de esos 114 días... El not no reporto la muerte de jfk???

Manu dijo...

El nyt digo...

Lieschen dijo...

Gracias a su precisión advertí un error en mi texto, que ya he corregido. La huelga comenzó el 8 de diciembre de 1962 y se prolongó, efectivamente, durante 114 días hasta el 31 de marzo de 1963 (no de 1964, como había escrito originalmente).

Por supuesto, el NYT informó del asesinato de Kennedy. De hecho, Gay Talese dedica varias páginas del segundo capítulo de su libro EL REINO Y EL PODER a hacer un elogioso comentario de la crónica sobre el magnicidio que dictó desde Dallas Tom Wicker y que el periódico publicó el 23 de noviembre de 1963.

Le agradezco muchísimo su atenta lectura y también su advertencia.

Lieschen dijo...

Por si fuera de su interés, en el enlace encontrará la portada del NYT del 23 de noviembre de 1963 y el texto completo de la crónica de Tom Wicker.

http://www.nytimes.com/learning/general/onthisday/big/1122.html?scp=1&sq=Kennedy%20Shot%20to%20Death%20in%20Dallas&st=cse#article

Muchs gracias, de nuevo!!