Café con gotas (IX)

Estoy comenzando a estudiar seriamente la posibilidad de dimitir como Lieschen y convertirme en la Negra Tomasa. No se me oculta que no tengo el secreto de su bilongo, ni sé colar el café como ella... Pero acaricio la ilusión de que si persevero, quizás... Ni siquiera tendría que renunciar a las K de la cabecera. "¡Kikiribú!", grito en un ensayo delante del espejo. No sé yo… Me lo sigo pensando mientras escucho a Eddie Palmieri.






2 comentarios:

Róber dijo...

me estoy enamorando de la negra tomasa, mire usté!!!!!

Lieschen dijo...

Y quién no, Roberto!!! Para engancharte definitivamente de su bilongo te quedan todavía por delante dos cafés con gotas... Espero que te gusten tanto como este que sirvió Eddie Palmieri.