Max Aub firmó con el seudónimo El Escolástico un elogio de las vacaciones en el semanario mexicano Diógenes, Moral y Luz en septiembre de 1952. Aquel artículo comenzaba diciendo:
“Nadie duda que el hombre fue creado para no trabajar, como las flores, los árboles, los pájaros o las vacas. Sucedió lo que todos saben y nos pusieron a ganar el pan con el sudor de nuestro cuerpo. Por eso las vacaciones son como una asomadita al paraíso terrestre. […] Las vacaciones nos recuerdan lo que perdimos por culpa de nuestros primeros padres. Las vacaciones son el ideal de la humanidad, y el partido político que las asegurara mayores tendría todos los votos habidos y por haber. Por eso el comunismo va perdiendo adeptos por todo el mundo: ha convertido el trabajo en ideal. ¿Quién va a seguir ese camino?”.
Pues en la Europa capitalista de hoy no faltan quienes pretenden meternos en vereda, en la vereda del estajanovismo de la semana laboral de 65 horas. Yo, de momento, me escapo por el sendero que conduce al mirador que promete una asomadita al paraíso terrestre.
“Nadie duda que el hombre fue creado para no trabajar, como las flores, los árboles, los pájaros o las vacas. Sucedió lo que todos saben y nos pusieron a ganar el pan con el sudor de nuestro cuerpo. Por eso las vacaciones son como una asomadita al paraíso terrestre. […] Las vacaciones nos recuerdan lo que perdimos por culpa de nuestros primeros padres. Las vacaciones son el ideal de la humanidad, y el partido político que las asegurara mayores tendría todos los votos habidos y por haber. Por eso el comunismo va perdiendo adeptos por todo el mundo: ha convertido el trabajo en ideal. ¿Quién va a seguir ese camino?”.
Pues en la Europa capitalista de hoy no faltan quienes pretenden meternos en vereda, en la vereda del estajanovismo de la semana laboral de 65 horas. Yo, de momento, me escapo por el sendero que conduce al mirador que promete una asomadita al paraíso terrestre.
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