Plumas y pullas (CVIII)




“Había en El Sol una sala reservada para que se reunieran por las tardes Urgoiti y los otros miembros escogidos del Consejo de Administración, el director y los redactores o colaboradores más importantes. Los periodistas de mesa, los verdaderos periodistas, despechados porque no tenían acceso a ella, le llamaban despectivamente el Olimpo. Durante la dictadura de Primo de Rivera se armaron en el Olimpo grandes discusiones entre Marte, que era Maeztu, Araquistain, que era Vulcano, y otras no menos importantes minervas. […] si en el Olimpo de Júpiter los dioses solían andar a la gresca, qué no se hubiera dicho si del Olimpo de El sol salen dos intelectuales desafiados como de una taberna”.

Corpus Barga
Los pasos contados. IV.
Los galgos verdugos



“[Robert Rutherford McCormick, editor del Chicago Tribune] Había convertido su periódico en una especie de feudo fuera de las leyes comunes: por ejemplo, había impuesto su propio barbero a todos los redactores y si uno de estos osaba casarse con una chica que no le gustaba, lo despedía. Simpatizó conmigo […]. Cuando me despedí de él, para darme a entender que le había caído bien me dijo: ‘Procure que me informen de su muerte, cuando se produzca. Publicaré la noticia en el Tribune con un comentario favorable’. Tenía por lo menos treinta años más que yo”.

Indro Montanelli
Memorias de un periodista.
Testimonio recogido por Tiziana Abate


“Un director de periódico -me contó una vez un veterano periodista estadounidense- es a veces como un chef que llega a última hora a la cocina de su restaurante, se sube a una silla frente a los fogones, se baja la cremallera de los pantalones y se mea en la olla de la sopa, en la que llevan trabajando todo el día sus ayudantes, al grito de ‘la estoy mejorando’”.



 “La tentación asamblearia, tan frecuente en la España posfranquista de entonces, también estuvo presente entre los que discutían el Estatuto, que consideraban que El País podía dirigirse por plebiscito; Engels le sirvió a Cebrián para argumentar contra esa tentación. El director había leído la correspondencia privada del compañero de Marx. Le decía Engels a un amigo: ‘Me preguntas cómo se comportaba Karl Marx como director de periódico y yo te quiero aclarar que se comportaba de la única manera posible cuando se dirige un periódico que tiene la vocación de mantener una línea editorial coherente y además ha de estar todos los días a una hora temprana en los puntos de venta: ejerciendo la dictadura total del director”.

Juan Cruz
Una memoria de El País


“Ser director de periódico no es lo mismo que ser periodista, en absoluto. A menudo es incluso peor”.



Fotografía de Buffalo Bill. Los directores de periódicos vienen a ser algo así como soldados, cazadores de búfalos y showmen en el Wild West.

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