Plumas y pullas (CXV)




“Los diarios con millones de lectores forman parte de los gigantes familiares. Un día, la muerte de uno de ellos se produce y, ante este drama que afecta a sus costumbres, el público no comprende nada. Nadie se daba cuenta de que iba muriendo poco a poco, pues la variedad de sus artículos parecía intacta, y su difusión, a menudo, no había disminuido. Tal fue la gran sorpresa ante la caída de semanarios norteamericanos, los más grandes del mundo, tales como: Collier’s, desparecido en 1956, que vendía 4 millones de ejemplares; el Saturday Evening Post, suspendido en 1969, 6 millones; Look, interrumpido en 1971, 6,5 millones.
Cuando ciertos especímenes, los más enormes de una especie, desaparecen de esta forma, recuerda uno naturalmente a los diplodocus: cincuenta toneladas, una variación que fue desde la talla de una gallina a la de una casa, ochenta millones de años de existencia, el triunfo del reino animal. Desaparecieron hasta el último de la especie y fueron sustituidos por débiles mamíferos.
Al mismo tiempo, las sorpresas producidas por la caída de los semanarios-diplodocus han hecho surgir cada vez tristes predicciones como la del fin inminente de la prensa escrita. Pero el conocimiento de las verdaderas causas de la desaparición de los colosos continúa siendo tan imperfecto para los semanarios como para los reptiles.
¿Quedaron a la merced de enemigos más ágiles, los diplodocus que se habían hecho enormes y que habían perdido su movilidad? ¿Reaccionaba demasiado lentamente su minúsculo cerebro separado de un macizo cuerpo por un desmesurado cuello? ¿Quedaron vulnerables a la menor epidemia al quedar hipertrofiados? ¿La aparición de criaturas mejor adaptadas a un medio ambiente en transformación firmó su sentencia de muerte? O, en fin, según la última teoría, ¿era tan débil la cáscara de sus huevos que les impedía llegar a la última fase de la evolución?”.

Jean-Louis Servan-Schreiber
El poder de la información
(Dopesa, Barcelona, 1973)

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