Plumas y pullas (CIII)




“Me he pasado toda mi vida de reportera tirando piedrecitas a un gran lago, aunque no tengo ninguna forma de saber si alguna de ellas causó la menor conmoción. No creo preciso preocuparme por ello. Mi responsabilidad fue intentarlo”.



“Escribir y crear en el centro de la civilización y de la publicidad, como Hugo y Lherminier, es escribir. Porque la palabra escrita necesita retumbar, y como la piedra lanzada en medio del estanque, quiere llegar repetida de onda en onda hasta el confín de la superficie; necesita irradiarse, como la luz, del centro a la circunferencia. Escribir como Chateaubriand y Lamartine en la capital del mundo moderno es escribir para la humanidad; digno y noble fin de la palabra del hombre, que es dicha para ser oída. Escribir como escribimos en Madrid es tomar una apuntación, es escribir en un libro de memorias, es realizar un monólogo desesperante y triste para uno solo. Escribir en Madrid es llorar, es buscar voz sin encontrarla, como en una pesadilla abrumadora y violenta. Porque no escribe uno siquiera para los suyos. ¿Quiénes son los suyos? ¿Quién oye aquí?”

Mariano José de Larra
El Español, núm. 420, 25 de diciembre de 1836
 
 
Fotografía de Bob Gomel (1967). Los tipos móviles, las piedrecitas que tiran al agua los periodistas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muchas gracias, una maravilla su blog

Lieschen dijo...

Muchas gracias a usted, por su visita y por su generoso comentario.