Cuentan que, de tanto en tanto, cuando un invierno se presenta especialmente crudo, la laguna se hiela presentando una estampa de una rareza más que inverosímil, imposible, en una ciudad ya de por sí absolutamente singular. Así hemos de admitirlo, si damos crédito a los testimonios escritos y también a algunos cuadros. Por ejemplo, uno que se conserva en Ca’ Rezzonico y que muestra la superficie helada de la laguna animada por juegos infantiles y el paso de transeúntes. El lienzo, fechado en 1788 y obra del taller de Francesco Battaglioli, se titula, precisamente, La laguna ghiacciata. Su autor, consciente de lo insólita que resultaría la escena a sus futuros espectadores, tuvo la precaución de añadir una leyenda subrayando que aquella era una vera imagen. Son extraordinarias las dificultades que Venecia ofrece a los costumbristas que, a poco que se descuiden, ven sus obras tomadas por ejemplos de desenfrenado realismo mágico. En tales circunstancias, ciertamente, todas las precauciones son pocas.
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Venecia, ciudad inverosímil, parece retar a la razón. Pero hay que dominar la tentación racionalista para entender y gozar de la ciudad.
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La incredulidad que provoca Venecia es la reacción de la razón. Es el sentimiento el primero en dar crédito a la ciudad y el que, por tanto, posee el hilo de Ariadna que ha de guiar a la razón por el intrincado laberinto veneciano.
2 comentarios:
buahh...felicidades por este magnífico cuaderno veneciano...allá me voy en unos meses a cumplir el sueño de mi vida...estoy leyendo un libro que te interesará "Vida veneciana" de William Dean Howells. Saludos venecianos "bisogna, una volta o l´altra, rompere il chiodo".
Me alegra muchísimo que te haya gustado mi CARTAFOLIO.
Te desearía que disfrutes de tu sueño, pero no es necesario: Venezia se encargará de todo!!!! :)
He leído el libro de Howells. Magnífico! De hecho, lo cito en alguna de las entradas venecianas. En cualquier caso, muchas gracias por la recomendación!!!
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